ADRIANA OCHOA / La Cábala / San Luis Potosí, S.L.P.
El videoescándalo de la parranda panista en una casona de Puerto Vallarta toca el proceso interno para elegir candidato del PAN a gobernador. Lo sabe y lo padece Alejandro Zapata, un jugador cuya ausencia mueve posibilidades para otros.
Se ve imposible que el videoescándalo de “Los dipu-tables” haya dejado indemnes las aspiraciones políticas del enlace parlamentario del CEN panista Alejandro Zapata Perogordo.
El video de los diputados de la “burbuja” panista en San Lázaro en vigorosa parranda con mujeres de alterne en Puerto Vallarta provocó un sismo que no dejó indiferentes ni a los sedicentes “progres”.
Las voces más liberales, o al menos con esa pose, no encontraron la forma de deslindar por completo el derecho al destorlongue privado de los señores diputados ahí videograbados del interés público.
El primero en intentar el desmarque fue el propio coordinador de bancada y notable bailarín de quebraditas Luis Alberto Villarreal, con el tuit en el que asumía que en efecto era él quien aparecía en el video y que era una fiesta “privada” y “fuera de horario laboral”. De muy poco le sirvió.
QUE AÚN HAY MÁS
Desde hace meses, entre los legisladores panistas corría una preocupada versión sobre la existencia “de unos videos” que dejaban mal parado a su líder de bancada en alguna francachela. A Villarreal, y así lo ventaneó el diario Reforma, ya no lo aguantaban ni sus vecinos por las escandalosas fiestas de varios días en su departamento. Pagado de sí, descuidado, no era difícil que alguien levantara un testimonio de su gusto por el festejo excesivo. Ya lo veían venir y hay quien asegura que los ya publicados no son los únicos; que “faltan 2”, nos dicen.
A Villarreal le daba lo mismo y no paró porque supuso que si alguien lo exhibía en una de sus francachelas, era su vida privada y por lo tanto no sería materia de condena. Además, si ya había librado algo con inobjetable interés público como el asunto de los “moches” exigidos a los alcaldes para gestionarles presupuesto federal, que lo expusieran como “el muchacho alegre” de los azules lo tenía sin cuidado. Erró el cálculo. Como expuso el presidente nacional del PRI, César Camacho, en advertencia a sus tricolores para lo que viene, “de la conducta individual responde cada persona, pero cuando se trata de más de uno, deberá responder también la dirigencia del partido político involucrado”.
Aparte del pitorreo nacional, las críticas políticas más duras para los protagonistas del video tabledancero salieron del propio PAN, no del PRI ni del PRD. Vamos, ni siquiera de los “morenazos” de López Obrador. Hasta el góber Toranzo, con algún sentido de compasión tibetana por la arrastrada de reputación que les estaban dando a los fiesteros, salió a decir que no está bien denostar a las personas con asuntos privados.
Hubo, sí, ataques viperinos de factura muy emocional y de una moralidad con pretensiones irreales en el mundo en que vivimos. No hay entre políticos achaque peor que los ataques de integridad y de congruencia y hubo varios que hicieron gala de una catadura moral que están muy lejos de observar. Una especie de “lero, lero, candelero” cantadito e infantil, para dar por sentado que el criticado merece al completo sus desgracias. De esa leche imposible sacar otras natas que no sean odios pajizos.
PRIVADA PERO CON FUERO
La parranda “privada” y “fuera de horario laboral” de los panistas tocó no uno sino varios ángulos de interés público. La primera fue el origen de los recursos de la fiesta, que ahora dicen fue patrocinio de un empresario de negros antecedentes por narcotráfico y asesinato. Lo dijeron, pero si tenían las pruebas documentales a la mano, ¿por qué no sacarlas de inmediato?
Anunciaron una auditoría, de la que obtendrán en largos meses lo mismo que todos los organismos fiscalizadores de este país: nada. Tendrán tiempo de resanar huecos contables y maquillar aquí y allá. De cualquier forma, no les creerán porque nadie puede tragarse en este país que un diputado federal pone de su bolsa, y sólo de su bolsa, para montar una “leonera” en una mansión de playa que se renta en dólares, contratar teiboleras de a cinco mil pesos por un par de horas y armar un reventón de esas características.
Tampoco es creíble que el empresario alcahuete a quien le atribuyen la fiesta los invite, y hasta les distribuya condones personalmente, porque los aprecia mucho y no persigue ningún interés lamparoso o impresentable.
Está la incongruencia panista en todos sus matices. Un partido que tiene poder para imponer a otros una moralidad religiosa que no observan sus más distinguidos militantes, es asunto público. Y si no, que lo digan las jóvenes enjuiciadas y encarceladas en San Luis Potosí, y en otros estados, porque sus diputados panistas consiguieron en algún momento criminalizar el aborto. Tenemos entonces una moral religiosa impuesta en la ley por diputados panistas y sostenida bovinamente por diputados del PRI y hasta del PRD, disque muy “librepensadores” en el discurso, porque no han sido para moverle a una coma. Nos quieren inmaculados y purísimos, según su moral cristiana, pero ellos sí a la “leonera” de lujo con las compañeras del tubo y no fue para rezarle a Santo Tomás Moro, patrono de los políticos.
Una vez exhibido, ese doble rasero se paga. Como también pagan sus dobleces expuestos, cuando salen a la luz, los “rojos” de puño en alto que cenan pez mantequilla sellado con trufa negra; los sindicalistas que preparan huelgas en un yate y los luchadores sociales que se quitan el hambre y la sed de justicia con una LandRover último modelo en la cochera. Cada cual sus contradicciones.
Las redes contra la trata les han tundido porque en la prostitución comienza y termina buena parte de lo que empuja ese miserable comercio con seres humanos, aunque las chicas del video no se vean con cara de S.O.S. Eran, como le preguntó Ciro Gómez Leyva a Alejandro Zapata, “mujeres profesionales” (vaya término, deja al resto como… ¿“aficionadas”?, ¿“pasantes”?, ¿“caseritas”?).
“YO NI SABÍA”
Zapata ha explicado, y tiene razón, que él no era el blanco de esos videos. El ex senador, ex diputado federal y ex alcalde capitalino fue el primero en salir al paso en medios nacionales, esa misma mañana del lunes. Por lo que Reporte Índigo puso en imágenes a disposición del público, es el menos “lanzado” de la fiesta con las damas ahí presentes. Que parecía muchachito ñoño en primera cita, dijo un comentarista de radio Fórmula.
De Zapata no vemos bailes “de caballito”, ni toqueteos de “adultescente” a las bailarinas, tampoco entradas y salidas a las habitaciones con camisa abierta y euforias sospechosas. Dijo que a él lo invitaron a cenar y una vez ahí encontró mujeres, tambora y baile; que él ni sabía de qué se trataba. Aunque hubiera sido verdad, la oleada que el videoescándalo desató ya había barrido con todo crédito de los protagonistas.
Que a Zapata le gustan las fiestas, es de dominio público que incluso ha llevado en ello buena parte de sus costos políticos. Al exceso de fiesta le atribuyen sus correligionarios haberse distraído en la campaña para gobernador, lo que permitió el avance sólido de un desconocido candidato del PRI. Aunque su estilo de festejo conocido sea muy distinto al que reveló el video, quizá hasta por razones generacionales: Villarreal ronda los cuarenta; don Alejandro cumplirá 56 en noviembre.
Le faltó autoridad al potosino para con sus parranderos correligionarios. Es él todavía el enlace del CEN con los diputados federales, una representante del partido, y cuando menos una observación sobre lo inconveniente que resultaba todo aquello no se ve. Hay que ser realistas: difícil hallar al guapo que se pusiera a reconvenir a los parranderos en ese momento, capaz y hasta a la alberca “infinita” de Villa Balboa lo echan por aguafiestas.
De los compañeros panistas que se alistan para competir por la candidatura a gobernador, ninguno lo ha condenado. Han sido muy prudentes, aunque su silencio parece réquiem. Es obvio que este escándalo toca el proceso y que el competidor Zapata llega a la encuesta con una situación de consecuencias inciertas. Si Xavier Azuara busca finalmente la candidatura a la alcaldía capitalina y el videoescándalo demuele cualquier proyecto de Zapata, las posibilidades para Octavio Pedroza se potencian, así sea que no le caiga bien a Gustavo Madero.
Estas mareas inusitadas a veces desgranan oportunidades para otros. Feliz anda el vilipendiado ex presidente estatal del PAN, Marco Gama Basarte, asesor del coordinador en el Senado, José Luis Preciado: el nuevo coordinador de los diputados federales del PAN, el zacatecano José Isabel Trejo, es su cuate, así que ahora tiene conexiones por ambas cabezas panistas del Congreso de la Unión. Rebotes inesperados.
¿Qué puede ocurrir? Sus propios compañeros, para bien y para mal, dicen que Zapata “es un zorro”; será entonces el primero en medir una y otra vez el terreno en que le ha colocado este asunto, sin autoindulgencias y con el peor escenario posible a un lado porque no está su posición para ilusiones.
